Nacimos del malentendido. Antes de decir algo en nombre propio, somos hablados por el Otro. Pasamos gran parte de la vida recogiendo los efectos y las huellas de aquel tiempo primitivo que nos hizo imaginar que elegimos la lengua que hablamos.
Aunque uno crea que habla lo que quiere, Lacan señala que “es lo que han querido los otros, más específicamente nuestra familia, que nos habla. Este “nos” debe entenderse como un complemento directo. Somos hablados y, debido a esto, hacemos de las casualidades que nos empujan algo tramado. Hay, en efecto, una trama – nosotros la llamamos nuestro destino” [1].
El análisis es el dispositivo que nos ayuda a descifrar el secreto – las tramas – de aquello que somos para nosotros mismos, en la medida en que estamos sometidos al discurso familiar, al discurso del Otro. Dicho esto, podemos preguntarnos: ¿cómo encontrar una salida para aquello de lo que no se puede salir?
Aquí está la paradoja del análisis: es hablando de esa lengua que nos habla y nos determina como sujetos, que podemos llegar a lo que Bassols llamó la “des-familiarización de la lengua” [2]. Es decir, un análisis nos conduce a una desidentificación con la lengua familiar para encontrar en ella el núcleo de lo “in-familiar” con el que nos podemos identificar.
Si es por el discurso del Otro que somos hablados, creamos con ello la ficción de que será a través del otro como accederemos al misterio que nos hizo hablantes. Sin embargo, es únicamente desde la propia lengua, que Lacan llamó lalengua, que construimos una trama de equívocos, de malentendidos, que nos lleva a suponer que todo el mundo habla la misma lengua.
Por otro lado, es solo a partir de ella – lalengua – que encontraremos el secreto de ese goce opaco, desligado del Otro. El inconsciente “Es una elucubración de saber sobre lalengua” [3], y el analista, aquel que puede escuchar el síntoma como una formación de esa lengua de goce.
Un análisis es el trabajo de lectura y escritura del propio inconsciente, que permite leer, en las tramas de los malentendidos, lo “in-familiar” que habita en cada uno, para “bien-decir” aquello que, en su totalidad, no puede decirse. Aquí está la invención: saber hacer con el lenguaje una escritura a partir de aquello de la lengua que nos ha marcado.
[1] Lacan, Jacques. El Seminario, libro 23, El sinthome, texto establecido por Jacques-Alain Miller. Paidós, Buenos Aires, 2006, p. 160.
[2] Bassols, Miquel. “La lengua familiar” [Conferencia]. VIII ENAPOL y XX Encuentro Internacional del Campo Freudiano. Radio Lacan. https://radiolacan.com/es/topic/1056
[3] Lacan, Jacques. El Seminario, libro 20, Aun, texto establecido por Jacques-Alain Miller. Paidós, Buenos Aires, 1999, p. 167.