En su texto [1], Maryse Roy interroga el término “residuo” aportado por Jacques Lacan. Éste destaca que, dado el fracaso de los sistemas comunitarios, la familia no debe entenderse como fundamento, sino como “función de residuo” [2] que “pone en valor lo irreductible de una transmisión” [3]. Lacan introduce así la familia como resto, como “objeto a producido por la historia” [4], “como lo que permanece” [5] como una marca indeleble.
El personaje de Irene de la serie de televisión española dramática, La Mesías [6], ilustra bien los arreglos posibles, las formas de componer con ese “algo que no se simboliza” [7] en la familia.
Irene lleva en la sien, cerca de su ojo derecho, una amplia cicatriz. Marca de una quemadura que data de su infancia. Ya adulta, forma una pareja impecable con su marido. Ella oculta esta cicatriz detrás de sus cabellos lisos que lleva al carré. También oculta su vida pasada con su madre, su padrastro, su hermano y sus seis hermanas. Rompió con ellos. Sin embargo, mira en secreto en su smartphone un video –que se ha vuelto viral– de sus hermanas, las Stella Maris. Entonces, se sumerge de nuevo en su adolescencia compartida. En aquella época, dirigidas por su madre, Irene y sus hermanas tenían la misión de difundir la palabra que Dios infundía a su matriarca realizando coreografías de lo más barrocas filmadas en VHS [8]. Inquietante extrañeza de ver aparecer, años más tarde, a sus hermanas en pantallas anónimas. Estos videos llevan a Irene a reabrir su historia. Inmediatamente después, presenta una denuncia contra su madre por secuestro y se dispone a salvar a sus hermanas de su encierro. Solo Cecilia aceptará ir a vivir con Irene. Sin embargo, Irene se mantiene distante de Cecilia, a quien no ha visto en diez años. Un día, en coche, Irene pone una canción que parece decir lo que se han convertido la una para la otra, alejadas de su familia: “Así soy, tres veces nada. Nada de nada. Nada para ti, nada para mí. Una brisa sofocada, así soy. Nada para nadie” [9]. Irene intenta así recrear un lazo a través de la música y el canto a los que Cecilia ha permanecido sensible. Irene deberá entonces encontrarla en el terreno que había rechazado: el de su infancia donde la fe se cantaba y se bailaba con trajes y encajes.
La serie parece indicar que, a pesar de la vida transcurrida en el seno de una familia donde la locura conyugal dominaba, para Cecilia se ha construido un interés por ciertos objetos: la música, el canto y su fe. Para Irene, la costura resulta ser del mismo orden, una práctica aprendida durante su vida recluida junto a sus hermanas para quienes cosía vestidos. Más precisamente, de esta familia guarda dos marcas indelebles: una cicatriz en la cara, oculta por su carré, y un resto sintomático, su trabajo como responsable de una fábrica de vestidos de comunión.
[1] Roy, Maryse, “La famille: Un état des lieux”, Le Zappeur, Séptima jornada del Instituto Psicoanalítico del Niño, disponible en internet. La traducción es nuestra.
[2] Lacan, Jacques. “Nota sobre el niño”, Otros escritos, París, Seuil, 2001, p. 393.
[3] Ibid.
[4] Roy, Maryse. “La famille …”, op.cit.
[5] Storti, Laura. “Cuando la familia es un residuo”, FaMIL #2, Boletín de PIPOL 12, disponible en internet.
[6] Ambrossi, Javier, Calvo, Javier. La Mesías, serie de televisión dramática española emitida en ARTE.
[7] De Halleux, Bruno. “Un deseo no anónimo”, FaMIL #2, Boletín de PIPOL 12, disponible en internet.
[8] Expresión inglesa que significa sistema de video doméstico.
[9] Ambrossi Javier, Calvo, Javier. La Mesías, op.cit.
Traducción: Patricia Schnirelman
Relectura: Micaela Frattura