Philippe Metz ilustró los 23 números del newsletter Famil de PIPOL 12. Interesada por el anudamiento que opera desde hace muchos años en su trabajo entre las imágenes tomadas como formaciones del inconsciente y su recorrido como analizante, le propuse una conversación semanal, que desembocó en la producción de una imagen para acompañar durante seis meses el Editorial de cada número. Para este último número, hemos extraído una de ellas, del newsletter número 18. Le agradezco por haber aceptado esta experiencia, y agradezco a Katty Langelez-Stevens por haber acogido mi proyecto.
Juliette Lauwers: Me dijiste: “El objeto se disuelve en el análisis a condición de pasar por la escritura”. Como no comprendía, me contaste uno de tus sueños, el sueño de los íconos.
Philippe Metz: En mi sueño, estoy con Jacques-Alain Miller, quien me muestra cómo leer un texto. Toma una frase de Lacan y me señala un pequeño ícono, una especie de matema al pie de página que corresponde a lo que se comenta, un matema que puede ser usado, desplazado, retomado, reencontrado en otra parte. Esta forma de avanzar con precaución apoyándose en una lógica permite no extraviarse.
Juliette Lauwers: Tus imágenes siempre tienen una relación con la lógica, también con la topología. ¿Cuándo comenzó ese interés?
Philippe Metz: Comenzó con la división de un transatlántico partido en dos del diccionario Larousse de mi abuela, que hojeaba regularmente con alegría, con la esperanza de hacer descubrimientos, de encontrar algo que satisfaciera mi curiosidad hasta el aburrimiento, el agotamiento. La imagen mostraba el interior de la bodega como una especie de pop-up ingenioso, pero sobre todo esa misteriosa grieta abría hacia lo que no podía verse. Estas primeras experiencias ya nos interpelan en lo más profundo y permanecen así. Están finalmente siempre presentes.
Juliette Lauwers: Tus imágenes, tus bricolajes, integrados en las sesiones de análisis, a veces llamadas formaciones del inconsciente, otras veces operadores lógicos, te permiten trazar un camino. Me hablaste de un efecto de extrañeza respecto a una de tus fotos publicada en el blog. ¿Podrías contarnos algo al respecto?
Philippe Metz: Al abrir el blog de PIPOL 12, tuve la impresión de descubrir por primera vez esa foto. Ese es el efecto de extrañeza. Entonces decidí intentar encontrar lo que se escondía detrás de ese efecto.
Juliette Lauwers: ¿Y qué descubriste?
Philippe Metz: A primera vista, se trata de una ventana que da a un interior iluminado. Nada es visible adentro, solo la sombra proyectada del vidrio opaco que crea una perspectiva. Todo está sumido en una oscuridad absoluta, que aun así permite leer algo. La atmósfera me recuerda a los cuadros de Hammershøi, esa manera de introducir la mirada en el espacio privado de una casa, una intimidad misteriosa y enigmática teñida de cierta melancolía.
Juliette Lauwers: ¿Metáfora del fantasma como ventana hacia lo real?
Philippe Metz: Observando más atentamente en una pantalla más grande esta oscura foto propuesta para el blog de PIPOL 12, me dejo absorber por el reflejo del vidrio opaco que me permite entrar en la imagen. Saliendo de ese espacio de curiosidad delimitado por la ventana, descubro debajo una línea de escritura en rojo: “www.net”. Es la dirección del cartón sobre el cual se reflejaba la proyección de una ventana real al anochecer en una habitación oscura. Un momento crepuscular que sin duda debía captarse, un punto de inflexión entre el día y la noche, la última huella antes de desaparecer. Leer esta escritura hace caer el espacio imaginario, la bella construcción en tres dimensiones desaparece, se aplana, dejando lugar a una ilusión hecha de juegos de luz y contrastes. El cartón, soporte de la proyección, con su escritura fuera de sentido que nada nos dice de este montaje, delimita un espacio imaginario y un espacio simbólico. Demos un paso más: en la parte superior derecha hay también un agujero en ese cartón, que corresponde al asa. Sin querer forzar la interpretación ni denegarla, es sin embargo bienvenido. Dejándome llevar por algunas especulaciones, esa superficie de cartón puede hacer pensar en la retina. Un ojo, entonces, en su dimensión real, biológica.
Juliette Lauwers: Entonces, ¿qué descubriste de ese trastorno ante la imagen?
Philippe Metz: Hago una asociación con un sueño reciente en el que el perro de mi infancia, que se llamaba Aníbal, destrozaba todas las pelotas de goma que tenía. En el sueño las hacía estallar. También se hablaba de cuchillos, de cortes, y me detenía largamente en la diferencia entre el corte limpio del cuchillo y el estallido de las pelotas. La sesión me dejó con el significante “estallido”. Mi padre, queriendo calentar un termómetro con un encendedor en invierno, recibió un fragmento de vidrio en el ojo, lo que le valió un largo período de ceguera y, sobre todo, retrasó supuestamente mi llegada al mundo. En su ambigüedad, el “estallido” aquí es el que provoca la oscuridad, la muerte –mi tío abuelo murió por un fragmento de metralla –, pero también es la agudeza del espíritu, el carácter brillante, la intensidad luminosa de una fuente. Para ajustar, está el descubrimiento de mi propia foto en el blog desencadena una cierta extrañeza, la del ojo del mundo psicoanalítico sobre lo que acababa de mostrar. También está la intervención muy particular del analista, que me permite darme cuenta de que lo que verdaderamente causaba esa inquietante extrañeza era la mirada particular de mi padre, ¡un ojo ciego que me mira! El analista, ese día, se cubrió un ojo con la mano y me miró fijamente. Esta interpretación se volvió esclarecedora solo al escribir el final de este texto. Ya no es más que una inquietante no-extrañeza, aún no familiar.
Juliette Lauwers: Este bricolaje que haces, ¿cuál es entonces su receta?
Philippe Metz: Es un bricolaje algo arriesgado, pero que forma parte de mi análisis, incluso diría, que se disolvió en el análisis con el tiempo. Esta foto tomada al vuelo, retomada en las sesiones de análisis, constituye la base. Pero la receta impone no descarrilar demasiado. En este trabajo de escritura, me basé en el texto de J.-A. Miller “De una mirada, la extrañeza” [1], y en la nota de Pascale Fari, de la que extraigo estas frases: “‘Lo que veo es real.’ ¿Qué puede ser más natural?, se quisiera creer. Pero Jacques-Alain Miller señala aquí las condiciones necesarias para que la realidad perceptiva llegue a estar en su lugar.” [2]
Al cabo de estos seis meses de trabajo, me doy cuenta finalmente de que analizo estas producciones inconscientes siempre de la misma manera, aquella introducida por la foto inaugural En la ventana de la casa de mis padres [3], que realicé a partir de la imagen persistente de un sueño al comienzo de mi análisis. La idea era encontrar allí un detalle divino que lo cambiara todo.
[1] Jacques-Alain, Miller. “D’un regard, l’étrangeté”. La Cause du désir, nº 102, junio de 2019, pp. 45-55. [La traducción es nuestra]
[2] Pascale, Fari. “Présentation”.Ibid., p. 44
[3] Se trata de un sueño de la primera infancia, cuatro o cinco años. Me veía viéndome en la ventana de la casa de mis padres; al fondo, a lo lejos, una tormenta se preparaba en forma de una nube muy oscura, anunciando un tiempo futuro.
Traducción: Fernando Gabriel Centeno
Relectura: Cristopher Tapia Chávez