El niño viene al mundo como objeto – éste es su primer estatus – está sometido al lenguaje y queda marcado por él. Esta orientación es una brújula clínica fundamental [1] y atraviesa varios textos presentados en esta newsletter. Los enunciados que han marcado al sujeto en lo que se le ha dicho, callado, susurrado, gritado o vociferado, lo que Lacan llamaba lalangue, que siempre tienen que ver con la relación del sujeto con el deseo y con el goce impenetrable del Otro [2], sólo pueden ser malentendidos.
En el texto “Hijos del malentendido”, Licene García subraya hasta qué punto estamos sometidos al lenguaje del Otro y cómo hemos tejido con él una trama que consideramos nuestro destino. La pregunta importante que ella se plantea es: ¿cómo escapar? Ahí reside la paradoja del análisis: utilizar el lenguaje -el lenguaje que nos ha determinado como sujetos- para lograr una «desfamiliarización» del lenguaje.
El ensayo de Sylvie Mothiron, “El niño testigo”, nos hace descubrir el texto de Lacan «El malentendido», una de sus últimas intervenciones en la cual nos dice: “Trauma no hay otro: el hombre nace malentendido” [3], y es en el análisis donde se «explota» este malentendido.
El estatuto primario del niño como objeto es también un punto de referencia para una institución que acoge a niños y a sus padres: ¿cómo hacer con el objeto que ahí se presenta? Esta es la cuestión que plantea Christelle Arfeuille.
En “Fa-male!”, Céline Menghi afirma con Lacan, que en las historias de violencia y maltrato contra las mujeres siempre se trata de una cuestión de goce. Y una mujer puede igualmente ser una maltratadora, por ejemplo cuando el goce de la madre se expresa en complicidad con el goce del hombre, o cuando reduce al niño a un objeto mirada.
La cuestión del goce de la madre también se plantea en el texto de Catherine Klein, que nos adentra en la serie de televisión “La Mesías”, en la que un hermano y una hermana se enfrentan a su infancia traumática en las garras de una madre maltratadora que se ha convertido en una católica fanática, una madre que se ha vuelto loca del Todo, de Dios. ¿Cómo devenir sujeto después de haber sido víctima de abuso?
El título del texto de Cristiano Ventura es evocador: “Hacer familia, después del genocidio ruandés”. Se trata de Gaël Faye, un escritor franco-ruandés que escribe sobre un vínculo social inédito: la “fabricación de una familia” que se impuso a los niños huérfanos en Ruanda. Marcado por el silencio de su familia, Faye teje un vínculo familiar a través de la ficción.
¡Espero que disfrute con la lectura de estos fascinantes textos!
[1]Laurent, É., « Protéger l’enfant du délire familial » , La Petite Girafe, no 29, mars 2009.
[2]Miller, J.-A., « Une lecture du Séminaire D’un Autre à l’autre », La Cause freudienne, no 65, mars 2007, p. 121
[3]Lacan, J., « El malentendido», En los confines del seminario, texto establecido por Jacques-Alain Miller, Buenos Aires, Paidós, 2022.
Traducción Cinthya Estrada
Relectura Jessica Varela