A una semana de la zambullida en el « Malestar en la familia », los textos abundan. La aceleración de las producciones sobre la ruta hacia el congreso podría marearnos, incluso darnos vértigo… En sintonía con el lenguaje contemporáneo, podríamos decir que el camino es en sí mismo « malestante » [1].
De hecho, siguiendo las palabras que vienen de las nuevas generaciones, el malestar impregna todos los ámbitos, hasta el punto de que se ha convertido en un adjetivo. « Malestante » se declina de múltiples maneras y hasta se coló en los diccionarios (franceses).
En los dichos de numerosos sujetos que acuden a nuestras consultas e instituciones, no es tanto cuestión de malestar en la familia que de la familia causa de malestar. Incómoda, engorrosa, traumatizante, violenta: ¡la familia, « malestante »!
Entonces, retomemos nuestro camino orientado, sembrado de guijarros dispersos y dispares que conducen, como en el famoso cuento, al hogar parental y lo que allí se anida.
He aquí una breve reseña de cada guijarro de este Famil. Del Unwanted de Gide a la lalangue, Félix Rueda Soler cuestiona la noción de transmisión y las vías que ésta toma, cargada del deseo o del no-deseo de los padres hacia el hijo.
En el affaire Fritzl, nada de « goce substitutivo » [2]. Fatiha Sarah Belghomari pone en evidencia el deslizamiento de una familia hacia lo real puro, donde el padre instaura el goce en lugar del significante amo.
A continuación, en su lectura de la película Little Miss Sunshine, Marco Moretti muestra cómo – para toda una familia – la falla del Ideal permite el pasaje de lo imaginario a lo simbólico, dando así acceso al deseo.
Giuseppe Spatoliatore propone una salida alternativa a la obra La vita accanto, que ya no va hasta el pasaje al acto. ¿Cómo delimitar un nuevo borde al agujero en lo real?
Un poco más lejos, algunos otros guijarros. Fernando Sánchez Lanz desarrolla la idea del desplazamiento de la imposible relación sexual a la relación imaginaria natural madre-hijo. A riesgo de la evaporación de la madre.
Cuando la transmisión familiar se dobla de una enfermedad hereditaria, ¿cómo no reducir al niño a la condición de enfermo, objeto atrapado en el fantasma materno? Gabriela Medín despliega una posible respuesta.
Por último, Françoise Labridy subraya la manera en que la escritura de Perrine Le Querrec mantiene «la afiliación de lo intolerable y lo indecible con el significante» incluido en la humanidad. En el lenguaje actual [3], el contrapunto de «malestante» es « satisfactorio » [4] – y no « gozador ». Que la lectura de este Famil aporte más satisfacción… que malestar.
[1] “Malestante”: neologismo de las traductoras para recoger el adjetivo de “malestar”, la autora utiliza el término francés “malaisant” cuya traducción literal sería incómodo, que produce malestar. NdT.
[2] Miller, Jacques-Alain. “Cosas de familia en el inconsciente”. Introducción a la clínica lacaniana. Conferencias en España. RBA, Barcelona, 2006, pp. 350.
[3] En el argot de los jóvenes francohablantes. NdT.
[4] “Satisfaisant” en francés o “satisfying” en inglés. NdT.
Traducción: Micaela Frattura
Relectura: Itxaso Muro