¡Esta semana, PIPOL 12 propone un caleidoscopio! Un caleidoscopio de malestares en la familia.
Georges Didi-Huberman [1] lo recuerda: el caleidoscopio, también llamado transfigurador, fue inventado en 1817. También indica que lo que se coloca dentro del tubo, y que permitirá, en cada rotación, visualizar una nueva faceta “pertenece al orden del desecho, de la diseminación”. Se trata, en efecto, de retazos de tela, conchas minúsculas, polvo, materia cada vez dispersa y cada vez reorganizada por el juego de los espejos y la rotación del tubo entre nuestras manos. Y eso nos encanta.
¿Cómo se articulan, en los textos que vamos a leer, los componentes de la familia y las modalidades del malestar? ¿No alberga la familia —esa institución delicada pero persistente, que tiene “por esencia, y no por accidente, refrenar el goce [2]”— el malestar desde siempre?
A partir de la yuxtaposición cambiante, ¿qué imágenes pueden surgir que, cada vez, sinteticen los elementos en una nueva configuración?
Para Lévi-Strauss, la familia es un invariante, una estructura universal de las sociedades humanas. Katty Langelez-Stevens la llama “primera institución humana [3]”. Marie-Hélène Brousse pregunta: ¿el secreto, punto obligado y constante en la familia – “No hay familia sin secreto”–, varía acaso en el malestar actual?
Con Gaëlle Chamboncel, el caleidoscopio hace aparecer la efracción de un real imposible de decir. En la serie Icon of French cinema, toma la forma del mal encuentro que hace pasar del deseo a “una injunción de goce”.
La familia está unida por un no-dicho: “de qué gozan el padre y la madre [4]” Es en los tormentos de la película Zonas de interés donde Nelson Hellmanzik nos invita a mirar valientemente “hacia un imposible de ver”.
“Su madre lo atiborra de comida y lo penetra con palabras en inglés”, escribe Fabrice Ferry. Es contra eso que luchará toda su vida Louis Wolfson, mostrando que no son las historias de familia las que se transmiten, sino escombros y desechos portadores de goce con los que el sujeto debe arreglárselas.
Para un sujeto cuya novela familiar no puede decirse, ni siquiera llegar a la dialectización, Cristóbal Farriol apuesta por “una institución que sostiene la hipótesis del inconsciente”, lo que permite que, bajo transferencia, el sujeto cese “de no escribir su historia”.
Emilia Cecce señala que, frente a la evolución de la sociedad, la institución familiar se presenta como núcleo de apoyo indispensable. ¿De qué manera puede el analista, bajo transferencia, hacerse partenaire de las familias, de las asociaciones de familias de usuarios o de las organizaciones de ayuda mutua?
A la manera del caleidoscopio, este newsletter, combinando secretos, no-dichos, historias de familia, novela familiar y goce, hace surgir nuevas figuras.
¡Buen descubrimiento!
[1] Didi-Huberman, Georges. “Connaissance par le kaléidoscope”, Études photographiques, 7 mayo 2000, disponible en internet.
[2] Lacan, Jacques. “Alocución sobre las psicosis del niño”, Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 384.
[3] Langelez-Stevens, Katty. Argumento de PIPOL 12, disponible en el blog.
[4] Miller, Jacques-Alain. “Cosas de familia en el inconsciente”, Mediodicho, no 32, Escuela de Orientación Lacaniana Sección Córdoba, agosto 2007, p. 17.
Traducción: Fernando Gabriel Centeno
Relectura: Cristopher Tapia Chávez